viernes, 20 de julio de 2012


Ahora párate un momento, respira, y a continuación asómate a la ventana. ¿Ves? El árbol de la esquina de tu casa, sigue ahí, más frondoso que nunca. Esas amigas que han dado todo por ti y tu todo por ellas, siguen ahí, esperando una llamada tuya para poder verte después de tanto tiempo. Por no hablar de ese burguer de calle de enfrente al que tanto te gusta ir, ese también sigue allí, esperando a que vayas y le digas al adorable camarero: Lo de siempre. En general, el mundo sigue tal y como lo dejaste antes de dejar de sonreír, sigue ahí, esperando a que saques esa sonrisa que tanto le gusta.

Sonríe, merece la pena ser feliz.


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